"La vida es una cosa Tan llena de salud maravillosa Es un regalo de placer tan fiero Es un juego tan útil, tan demente Que ya he vuelto a creer absurdamente Porque dijiste nada más: te quiero."

Carrilda Oliver Labra

"Contigo todo tiene nombre"

Félix Grande

"Cuando a la casa del lenguaje se le vuela el tejado y las palabras no guarecen, yo hablo"

Alejandra Pizarnik



martes, 6 de abril de 2010

Yo escribo, tú escribes, él escribe. Sí, vale, ¿y qué?


Es extraño que yo escriba la primera entrada de este blog, ya que no es mío, es de otra. Pero alguien tiene que empezar, igual que la primera cachetada no se la da el padre al hijo, sino ese doctor sin nombre que nos despierta de esa forma tan desagradable. Así le doy esta cachetada a este blogón, así en superlativo, para motivarnos, acicalando un poco el blanco del código HTML con mis palabras. Blogs hay muchos, ¿por qué leer este? Si ya has leído hasta aquí y te estás haciendo esa pregunta, mira... No sé, no lo leas. Hay blogs especializados, de cine, de arte, de cocina, yo mismo soy seguidor de algunos de ellos. Lo maravilloso de estos espacios es la ausencia de los límites propios de la imprenta. No, no, no hay límites. ¿Dónde queda esa crítica escuchimizada del periódico "El ABC del País" que apenas ocupa una página, que a duras penas te ayuda a decidir que película vas a ver este fin de semana? ¡Puff (onomatopeya que metí)! Te metes en el Blog de Cine, por decir el que yo sigo, y te encuentras no ya con críticas sino con auténticos estudios de películas de hoy y de anteayer. Vuelvo a la pregunta ¿por qué leer este blog? Más bien preguntémonos, querido lector, ¿por qué estoy escribiendo esto en este blog? La respuesta es hermosa en su sencillez: Porque puedo. Porque es el privilegio que tenemos en esta era donde el gigante capitalismo y su compadre el consumismo empiezan a mostrar su verdadera cara, la de un monstruo avaricioso, imposible de saciar. Y cuando las pseudolibertades escasean el ciudadano de a pie necesita expresar lo que piensa, escupirlo, soltarlo, sacarlo a toda prisa de su organismo. Porque esas ideas que no decimos, esos pensamientos que no materializamos, esos deseos que no nos permitimos, se enquistan y no uso el término metafóricamente. Se enquistan y se convierten en estrés, infelicidad y artrosis. Ya termino, bien, ¿qué termina? Nada, porque en realidad no he escrito sobre nada, pero he escrito y si has llegado hasta aquí quiere decir que tú me has leído y eso, amigo, amiga mía, ya es mucho.


Amor, relajación y equilibrio.

1 comentario:

Eres bienvenido. Hazte oir. Cualquier cosa, por pequeña que sea, que nos ayude a crecer o a volvernos pequeñitos. Estás en tu casa